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sábado, 12 de abril de 2014

UNA PELÍCULA: NOÉ... ha merecido pagar el precio por ver una pelicula que, en principio, no pensaba ir a ver (PARA UN ANÁLISIS EN CLAVE "RSE")


Esta noche nos proponíamos ir a ver una peli que me ha recomendado todo el mundo, "ocho apellidos vascos", pero no había más sitio que en la segunda fila... asi que hemos renunciado a verla porque igual los apellidos no los veríamos bien, pues son infinitos algunos de ellos. Así las cosas como el plan era cine, acompañado de mis hijos y de mis padres como escoltas, pues hemos visto la cartelera del cine e inmediatamente he visto que me cuadraba la de "NOÉ" , pues era una historia bíblica de las que les gustan a mis padres y, asimismo, contenía el mínimo de acción para que no se me durmieran los peques, pues recordaba que acción y ritmo sí que tenía la peli pues algún trailer ya había visto sobre ella, aunque, he de  reconocerlo, con cierta falta de atención fruto de algún que otro prejuicio del tipo "Vaya, vaya, otra de la biblia! Y mira, mira, ahora llega justo para la Semana Santa!".

Así que pensado, sugerido y aceptado por tan inmejorable compañía. He entrado y ha empezado lenta, para mi gusto por supuesto, por lo que me he entretenido mirando el móvil y contestando a mensajes de guasap... hasta que ha ocurrido algo un tanto frecuente en mi cotidianidad: mi móvil se ha quedado sin batería, pues apenas tenia antes de entrar, como siempre me suele pasar, joé, todo debe decirse :)). Así las cosas, me he visto obligado a elegir entre ver la pelicula o "echar un pestañeo" y, obviamente, he optado por lo segundo, más que nada por el sincero temor de avergonzar a mi familia ante un eventual ronquido que hiciera crujir la oscura sala. ¡Ea! Que he centrado mi atención en la pantalla y me he dicho, bueno, vale, tampoco está tan mal... hay buenos actores (Russel Crowe, quien cada vez se mejora más, y una debilidad personal, la Connelly, Jennifer Connelly..., quien hace mucho que ha demostrado que está entre las mejores actrices del mundo) y el director es otra gran debilidad (Darren Aronofsky, quien es, sencillamente, un genio... total; si bien el apellido tiene miga, no es para darle gracias a los ancestros la verdad, porque puestos a especular... parece que quisieron lograr algo místico y lírico, pero les quedó más bien surrealista o, más llanamente, un tanto grotesco... "Aaron del Cielo"). 


Bromas a parte, pues reitero que Aronofsky es una completa debilidad, ante esta situación ya empecé a prestarle atención de verdad a la pelicula: Y, al ratito de hacerlo... todo iba a ritmo de inciar a dormitar, la verdad, hasta que de pronto... ¡zás! Empieza realmente la película para mí... espero que alguien que la haya visto se atreva a conjeturar el momento al que me refiero, pues hay un antes y un después del mismo :-)). 

A partir de entonces toda mi atención: me pongo más analítico, no puedo evitarlo, en fin será cosas de la edad: La historia mezcla cosas de aquí y de allá, es cierto, seguro que los críticos le darán su cañita... porque si no no duermen bien por las noches, claro. Pero lo cierto es que la pelicula entretiene, engancha y, sin ser la gran obra maestra de Aronofsky, sí que invita a pensar sobre cosas como ser padre y el amor hacia los hijos y, en su caso, hacia Dios. 

Es curioso que en la pelicula aflore un grandísimo dilema, jeje, pues se le plantea al protagonista principal, que ya hizo una película con ese nombre (también muy muy buena). Un dilema crucial, sin duda. Y paralelamente la Connelly, tan ella, tan mía, tan de todos aquellos que amamos la dulzura y la sobriedad... lo sé, lo sé, también ella es otra debilidad, lo sé (como Hillary Swank, por supuesto). Pero es que de nuevo vemos a la Connelly con Crowe (la otra vez fue en la imprescindible película de "Una mente maravillosa", por la que recibió el oscar), y de nuevo planteando ese tipo de preguntas que no siempre tienen una sóla respuesta. Es fascinante Jennifer Connelly, o al menos no deja de parecérmelo una y otra vez... :)). Vamos, como suele decirse, es una de esas mujeres que uno querría tener de vecina para ir a pedirle la sal... 

En fin, no cuento más... sólo que tiene la virtud de hacerme sacar, precisamente, algo de sal del lagrimal... lo que no siempre se logra. No es una obra maestra, efectivamente, pero me he entretenido, me he emocionado y... creo que cuando salga en dvd la compraré para volver a verla más lenta y pausadamente, porque como padre no podré dejar de hacerlo... 


Así que muchas gracias Darren Aronofsky, miles de gracias como siempre... sigues entreteniéndome... Millares no... millones de gracias.


¡Ahhh...! Se me olvidaba el porqué de haber realizado esta entrada a tan altas horas de la madrugada (con las cuatro y media ya). No es dificil deducirlo, puesto que cuando voy al cine jamás logro desprenderme de mi condición de jurista, y mira que lo hago para desconectar, pero ni por esas, vamos. De modo que no he podido dejar de ver referencias a la RSE (digo ver y no aprehender porque la idea en cuestión es muy muy evidente, al menos para mí y/o quienes se hayan familiarizado con la RSE). Por eso he hecho esta entrada, no porque me cueste hoy conciliar el sueño, en absoluto :)). Lo he hecho porque puede afirmarse que la película también tiene una lectura en clave de RSE (Responsabilidad Social de las Empresas). Por tanto, a ver quien tiene a bien contestarme sobre ello, bien porque se anime a ir o bien porque ya lo haya hecho. Espero que, pese a estar de vacaciones, tengáis a bien contestarme a lo propuesto en esta entrada y, por tanto, a aventurarse a indicar por dónde se podría advertir ese guiño a la RSE... 


Por favor, si no la habéis visto, no dejéis de ir a verla, creo que os entretendrá, muy especialmente si pensáis que no sólo seréis hijos sino que antes o después también seréis padres :-)). Ni qué decir tiene que quienes ya lo sean... podrían ignorar el consejo, por supuesto, pero habrían perdido la oportunidad de reafimarse ufanamente en el correspondiente rol de padre o madre, algo que es de todo punnto incomparable a cualquier otro estado, condición y logro personal o laboral. Por esa razón se entiende bien que el género humano, pese a todo el sufrimiento que le suele arrostrar a lo largo de su existencia, no esté en riesgo de supervivencia... no lo estuvo en el pasado y tampoco lo estará en el futuro, doy fe. Un fuerte abrazo a tod@s, felices vacaciones de Pascua.

Aquí os dejo de nuevo el TRAILER DE LA PELICULA "NOÉ"

lunes, 7 de abril de 2014

La necesidad de una Ley de Segunda Oportunidad (A propósito de una entrada de Elena Alfaro Aguila-Real en su Blog [INQUIETANZAS, http://inquietanzas.blogspot.com.es/])


Tengo que dar noticia de una excelente entrada de Elena Alfaro Águila-Real, que es hermana del catedrático de D. Mercantil, Jesús Alfaro, autor del blog más notorio e importante de este país en materia de Derecho privado, como es bien sabido por quienes nos dedicamos a esta parcela del ordenamiento jurídico :)).

Hago esta entrada aquí, aunque también lo haré más escuetamente en su blog, por supuesto, porque Elena se expresa clara y contundentemente en pro de la necesidad de aprobar ya una Ley de Segunda Oportunidad. Una entrada que invito a leer y, si se tiene materia prima suficiente, incluso a empatizar (v. http://inquietanzas.blogspot.com.es/2014/04/segunda-oportunidad.html ).

Yo también lo creo igual. De hecho así también lo he defendido ya en otros blogs y en otros foros académicos (en concreto así lo he manifestado en una comunicación a unas excelentes y prestigiosas Jornadas realizadas en Valladolid con motivo de un más que merecido Homenaje al tristemente desaparecido Emilio Beltrán, catedrático de Derecho Mercantil tristemente desparecido, y que tuvieron lugar a principios de marzo pasado) y, asimismo, es algo que también defiendo ya con ocasión de un más extenso comentario crítico a nuestro Derecho Concursal (es una contribución de próxima aparición, pues es una aportación más densa y académica que se integra en el marco una obra colectiva dirigida por Gemma Patón García, La liquidación de empresas en crisis: aspectos laborales, fiscales y mercantiles, Editorial Bosch, 2014, ya en prensa y de próxima aparición). En ambas ocasiones me he mostrado favorable a la iniciativa que apunta Elena Alfaro, pero que también se propugna desde distintos foros y ámbitos, institucionales o no, una posición favorable a una pronta e imprescindible reforma de nuestra vigente Ley Concursal de 2003 a fin de evitar, como bien postulara la propia defensora del Pueblo en su informe del pasado octubre de 2013 a fin de impedir lo más pronto posible que se extienda el creciente, obsceno e inaceptable fenómeno social de suicidios vinculados a las ejecuciones hipotecarias y, más aún, el consustancial y/o no menos frecuente y preocupante fenómeno de "Exclusión Social" por parte de los concursados, quienes se aíslan ante estos difíciles momentos y se ven y perciben personalmente como una suerte de "apestados sociales".

No podemos permanecer como insensibles espectadores ante tal falla social. Es preciso abogar en pro del "Nuevo Comienzo", del llamado por los americanos "Fresh Start". En esta precisa línea reformista hemos abogado por la necesidad de modificar cuanto antes la vigente Ley Concursal, para hacer factible lo más pronto posible esos inequívocamente sociales y loables fines de política jurídica, unos objetivos que cualquier persona con un mínimo de empatía no puede sino reclamar ya, abiertamente ya. No para después del verano, ni para el año próximo. Ya es ya. Estamos ante un problema real que exige de una respuesta no pronta sino inmediata, porque no hay razón para demorar lo que el sentido común reclama hacer inmediatamente. Ninguna consideración secundaria para obstar a la reforma, ni una. Invito a que me digan qué razones adjetivas se oponen al fin sustantivo que enunciamos aquí.

Pero mientras que ello no acontezca, debo indicar que ya he postulado la conveniencia de extender la RSE al ámbito concursal, para hacer de ese nicho socioeconómico y jurídico una nueva "veta" en el que extender (en especial las grandes corporaciones de este país, con sus pigües cuentas de resultados y reparto de sabrosos dividendos a sus accionistas, a pesar de la crisis mundial tan feroz y depredadora en la que habitamos el resto de mortales) sus honestas. auténticas y solidarias campañas de RSE. No tiene mucho sentido que grandes corporaciones, ingentes empresas que cotizan en Bolsa y, asimismo, en mayor o menor medida también las distintas Administraciones Públicas (Gobiernos Europeo, Central y Autonómicos, Diputaciones así como también ciertos Ayuntamientos, por supuesto, siempre me refiero a las AAPP "que estén más saneadas y holgadas financieramente hablando") que aunque abogan abiertamente por el cumplimento y promoción de fines sociales, sin embargo se hagan las completas desentendidas cuando más es preciso, allí donde más lo es. Cuando las personas no les queda nada y se ven abocadas al ostracismo social, sea o no por un error subjetivo o no de cómo la sociedad los percibe ante su fracaso económico (eso da igual, francamente, pues lo importante es que se aislan y se salen del sistema, por la razón que sea, más subjetiva o menos). Lo trascendente es que cada día más nuestros vecinos, amigos y hermanos se hallan al borde de la desesperación y quienes tienen brillantes y resplandecientes planes de RSE en sus páginas web o en sus Parlamentos correspondientes no sientan la menor empatía por quienes les deben dinero y/o de quienes saben que, muy probablemente, no podrán llegar a pagárselo jamás. Nunca. Nunca. 

Al final todo se reduce a una doble opción: es el perdón o la justicia. Frente a la ordinaria y convencional regla de la "Justicia" (esto es, la aplicación de la norma insensible que vela por la recta opción solutoria en fase concursal, a saber: "la promoción y consecución del pago de las deudas lo más puntual, íntegra y, a ser posible, también educadamente que sea posible por parte de los concursados") se plantea el "Perdón" (es decir, en términos jurídicos, la quita mayor o menor medida o, llegado el caso, incluso de alcance total, es decir, la "condonación", una categoría juridica que encerraría abiertamente una donación --en este caso, quasi pietatis causa--; e incluso, si se es cristiano católico apostólico, directamente se invocaria a la "misericordia", sí, sí, esa loable virtud de que tanto se nos ha apelado en nuestro día a día en las iglesias para que la alberguemos y construyamos en nuestro interior). Pues en esta última lógica me muevo, nos movemos muchos, como, p. ej., Elena Alfaro o, antes ya, la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, de ascendencia popular como es sabido. Hay que venir a sumar(se) a esta línea de pensamiento y sentimiento, hay que venir a sumar, no a restar. Es muy simple: o bien lo haces o bien eres cómplice del status quo en que nos hallamos. No parece que quepan más visiones. Pero admito sugerencias correctoras de mi miopía emocional, por supuesto.

Así que mi propuesta es el recurso, como forma más inmediata, a la RSE, al menos, mientras que los gobernantes no se decidan a corregir la Justicia y hacerla más social. Pero no soy muy optimista, porque "las cosas de palacio van despacio"... eso al menos dice el dicho "popular", así que no es de extrañar que el PP no se precipite en dar respuesta a este evidente, sangrante y ya luctuoso problema social o no, al menos, hasta que hayan más suicidios o, incluso, mientras que nuestras calles no empiecen a parecerse a las calles norteamericanas, donde los homeless, los "populares sintecho" patrimonial, empiecen a vagabundear o, más allá, a crear sus propios submundos y apartarse ignominiosamente de una pétrea sociedad que nos le entiende, ni les da, precisamente, una segunda oportunidad, un nuevo comienzo, un fresh start.

Quiero dejar claro que esta crítica la hago al partido en el Gobierno (sé, me consta que hay algunos amigos populares que comparten esta línea política, pero sé que son aún neta minoría en el PP, vaya ya por delante, pues una cuestión de justicia reconocerlo, ya que, también en este tema, las generalizaciones siempre son odiosas y torticeras), pero no supone, en modo alguno, que esté convencido simultáneamente que los políticos que están ahora en la oposición se fueran a comportar de otro modo, por tanto, quiero dejar meridianamente claro que no quiero que, oportunistamente, alguien "accidentalmente y como el que no quiere la cosa" venga a manipular mis palabras y que, por tanto, se lea esto como una invitación política por otra diferente opción partidista (PSOE, UPyD, IU, Partidos Autonómicos relevantes que actúen de bisagra en el poder central, etc.), en modo alguno, pues como es bien sabido... la historia nos ha demostrado sobradas veces que la "Responsabilidad de Gobierno" --o el "Sentido de Estado" como les gusta decir grandilocuentemente a los políticos de turno que ocupen el poder-- tiene la "extraña y maligna virtud" de transformar o mutar las ideologías que inicialmente eran cristalinas, para enturbiarlas y decir aquello del "Donde dije digo.. -ahora- digo Diego".

Me complace la entrada de Elena Alfaro y se viene a sumar a una corriente de gente que quiere cambiar la realidad social de este país, cuando más se necesita hacer. Al final para entenderlo y para implicarse todo se explica y justifica de forma muy simple, vamos que casi no precisa ni explicación, bastan tan sólo tener claras unas cuantas decenas, centenas o millares de palabras que están bien definidas en el diccionario: Empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía, empatía... "e così vía", que dicen los italianos.

Dije bien que eran unas cuantas decenas, centena o millares de palabras, cuantas más mejor, aunque sé que alguno me pudiera decir plausiblemente que yerro, que bien pudieran todas ellas reducirse a una sola palabra, a un sólo término: EMPATÍA. Pero no creo que una sóla empatía fuera suficiente, se ha demostrada que una sóla no lo ha logrado. Un sólo término implica el término del camino empático. Por eso sé que se precisan muchas empatías para cambiar esto... asi que, por favor, trata de hacer un ejercicio de empatía, de ponerte --como dicen los indios, al menos treinta días los zapatos del eventual enjuiciado antes de juzgarlo-- y, por favor, trata de imaginarte "a ti, sí a tí, a tí"... al borde del precipicio, en la tesitura de salir del sistema o ser, no ya un antisistema, sino un extrasistema... un marginado social. ¿Te parece lejos? Pues no lo está... nadie sabe qué vueltas dará la vida, nadie... hagamos posible un nuevo escenario de vida o de mundo, de modo que si se nos vuelca la vida... no queramos quitarnos del medio o salirnos de este, pese a todo, magnifíco "Primer Mundo", en el por un azar la de la -¡¿diosa!?- fortuna, (no quiero decir o emplear la palabra Providencia, porque no podría ni sabría explicar por qué una Voluntad Superior y Divina quiso que yo mereciera el supremo don de no estar ahora intentando saltar la valla de Ceuta o Melilla) nos tocó privilegiadamente nacer y vivir, pero confiemos que no nos toque morir por falta de una mínima empatía.

Súmate, no restes, por favor... si no lo haces por ell@s --ya dramática o trágicamente implicados--, o por nosotr@s --también potenciales y/o eventuales concursados--, al menos hazlo por tí, sí, "hipotéticamente por tí", si te quieres al menos. Y si lo haces te daré las gracias, qué menos que dar muchas gracias a quien intente hacer de este injusto mundo un lugar mejor en el que vivir.

miércoles, 2 de abril de 2014

¿Por qué la RSE es «"Responsabilidad" "Social" de los "Empresarios"»? (I)


Me he percatado esta semana en la clase de "Responsabilidad Social de la Empresa" de 4.º de Grado de Relaciones Laborales (Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Ciudad Real, UCLM) de una sorprendente y preocupante falta de comprensión generalizada sobre la definición y caraterización jurídica y extrajurídica de RSE. aunque querría pensar que ha sido un olvido puntual, pero, para mi pesar, no ha sido así sino que, cual increíble abducción extraterrenal, este olvido o confusión ha afectado a la generalidad y totalidad de los alumn@s de la clase, que ayer podrían ascender a un@s veintitantos o una treintena. 

Ayer, martes 2 de abril, desde la innovadora lógica docente del "trabajo cooperativo" propia de las TIC, una alumna avezada, Cristina Córdoba Camacho, valientemente abrió la temporada de exposiciones de clases, en concreto con una intervención que llevaba por título "Evolución doctrinal o dogmática sobre el concepto y caracterización de la Responsabilidad Social Empresarial, desde los años 70 hasta hoy: Análisis de autores". Nos ha dado noticia del devenir histórico del concepto dogmático o doctrinal de la denominada Responsabilidad Social de la Empresa o RSE. La exposición en sí ha sido excelente, Cristina nos ha demostrado que está dotada para hablar en público y, no sólo eso, sino que lo ha hecho con gracejo y elocuencia, ya se lo he dicho en la clase. ¿Hablar en público es un don natural? No lo sé, con inmensa probabilidad --desde mi condición de ignorante del tema, vaya por delante-- el ADN también nos informe estructural y biológicamente de ello, pero lo que sí sé con plena certeza y seguridad es que, como todo en esta vida, esa "habilidad" o, como gusta llamar a los pedagogos, "competencia", es susceptible de aprenderse y mejorarse con la práctica y entrenamiento frecuente y continuado, lo que hago constar para aquell@s de vosotr@s que no tengáis esa facilidad natural para hablar en público y transmitir ideas a un auditorio del que, a priori, no se tiene su adhesión o su fe inquebrantable sino que, al contrario, estará conformado, como en el caso de ayer, por unos destinatarios que sean más o menos escépticos con el resultado de la exposición oral.

Cristina Córdoba Camacho lo ha hecho muy bien, nos ha informado del origen más remoto de la RSE, ha partido incluso de Grecia y Roma, para detenerse en la Edad Media y la irrupción de la burguesía comercial que propició un Capittalismo Comercial y, luego, Industrial, así como de la Revolución Industrial y el desarrollo de un modelo empresarial capitalista que dió al traste en la crisis norteamericana de 1929. Se ha adentrado en el pasado siglo XX y nos ha informado de las construcciones más incipientes en RSE a lo largo de los primeros tercios de siglo hasta llegar a la figura de Milton Friedman, premio Nobel de Economía en 1976, quien ya manifestó qué significaba RSE para los empresarios, así lo expresó al gran público, a pesar de haberlo hecho ya previa y académicamente, en 1970 a través de un conocido articulo en el New York Times, al afirmar que "the social responsability of business is to increase its profits", esto es, la RSE de cualquier empresa consiste en generar o aumentar sus beneficios. Es una visión "egoísta" de la RSE, si se me permite, por no afirmar que directamente se podrían incluso decir que defendía su negación, sin más, o, si se prefiere, una negación de la idea actual de RSE, como ya se verá. Friedman vendría a negar que los empresarios debieran preocuparse por contribuir a mejorar el mundo, al contrario, postularía que su mejor forma de contribuir consistiría en cumplir las Leyes que les fueran aplicables y preocuparse fundamental y exclusivamente por maximizar la cuenta de resultados de su empresa, el mayor logro posible de réditos y beneficios, ya que, sólo de esa forma habría, en su opinión, una verdadera aportación a la mejora a la economía de la/s comunidad/es en la/s que se ubique/n o despliegue/n su/s actividades económicas.

Parte Cristina, pues, de la posición doctrinal de Milton Friedman, como epígono de la negación de la cultura empresarial de la RSE para, a continuación, abrir la postura doctrinal contraria, esto es, la de aquellos que postulan precisamente que los empresarios no pueden verse exclusivamente movidos por el objetivo de maximizar sus beneficios sino que deberían --o, por mejor decir, les convendría-- compatibilizarlo con una calculada promoción y satisfacción de los intereses de sujetos que rodean al empresario, tanto interna como extermamente a su empresa, y que se llaman "grupos de interés" (stakeholders). En este sentido, da cuenta de las posturas dogmáticas de Melvin Anshen (1970), Carroll (1979), Drucker (1984), Mulligan (1986), Litzinger & Schaefer (1987), Bowen (1991, Grant (1991), Frederick (1994), Lee & McKenzie (1994), Lozano (1999), Ostas (2001), McAleer (2003), Porter & Kramer (2003), Coelho et al. (2003), Gallagher (2005), Torres (2006), Cosans (2009), etc.

Luego enuncia las características de la RSE y, precisamente entonces, yerra en su exposición, es el único desdoro. de contenido o de fondo (que no se evalúa específicamente a la hora de hacer la exposición, sino con ocasión de la ponderación del trabajo final de investigación), pues no acaba de dar noticia, no al menos desde mi criterio personal, de lo que es en realidad la RSE. En concreto, aunque Cristina enuncia la voluntariedad como una nota imprescindible de la RSE, sin embargo, no acaba de entender qué significa eso. Pero ni tampoco sus colegas o compañer@s, ya que aplaudieron con cierta alegria y reconocimiento sincero la excelente alocución de Cristina. Les pedí que hicieran críticas a su exposición y nadie habló, al raro, podria ser que hubiere un previo "pacto de silencio y/o de no agresión" (vamos, lo de hoy por tí y mañana por mí), pero lo cierto es que en un debate ""quien calla... u otorga --y concede la pretensión del adversario o interlocutor- o, en su caso, defiende lo mejor que puede su postura particular y critica frente a su oponente u adversario --por supuesto, ello siempre ha de hacerse de forma saludable, educada y civilizada--"".

Lo más llamativo del concepto de RSE que propuso Cristina fue, siguiendo la inconclusa senda que nos habíamos trazado en las clases iniciales para elucidaros la definición de RSE ([1] Responsabilidad, [2] Social y [3] de las Empresas), que no dió en el clavo nada más que en un eslabón o escalón, en el último (empresas o empresarios), pero erró en los otros dos, a saber: No supo explicar acertadamente por qué la RSE es un sustantiva y esencialmente y, ante todo, "Responsabilidad", ni tampoco atinó hablar del porqué del adjetivo "Social".

Así las cosas, y antes de explicaros directamente sendas dudas de contenido, que tod@s tenéis (pues tras la exposición os volví a reiterar una aclaración de en qué erraba Cristina al respecto, sin obtener la menor sugerencia ni explicación), os invito a que os releáis los artículos que en campusvirtual dije que eran indispensables para entender qué era la RSE, en especial, los dos de mi maestro, Gaudencio ESTEBAN VELASCO (2004 y 2014), quien lo deja más que meridianamente claro, pero que, al parecer, o no lo leístéis como merece o bien lo habéis olvidado velozmente. En cualquier caso, obligada es la relectura para disipar la confusión, ¿de acuerdo?

Tenéis hasta el jueves próximo, hasta la una y media (es decir, un día, a contar de ahora mismo), para hacer este ejercicio. Nos veremos a las 15:30 horas en la clase habitual de RSE. Hasta entonces, cordialmente.

Francis Mtnez. Segovia